Salvatore D'argento, un hombre con el cuerpo casi completamente paralizado, logró llegar hoy a la audiencia general del Papa Francisco, tras realizar un desplazamiento de gran riesgo, porque quería experimentar por su cuenta la singularidad del Santo Padre.
En declaraciones a ACI Prensa este miércoles, Salvatore D'argento dijo que asistió a la audiencia debido a “la personalidad del Papa Francisco. Él no es un Papa común”.
Confinado a una cama desde los 24 años debido a un accidente mientras practicaba judo, el italiano, ahora de 40 años, fue el primero en ser saludado por el Papa Francisco cuando este salió a dar la bienvenida a los peregrinos.
Al descender de su papamóvil para bendecir a D'argento, postrado en una camilla, el Papa Francisco se le acercó, le dio unas suaves palmaditas en la cabeza e intercambió algunas palabras con él, para luego saludar a su madre y darle su bendición.
La madre de Salvatore fue la intérprete de Salvatore -capaz de mover sus labios pero sin poder emitir sonido alguno-, quien expresó que “no hay palabras adecuadas para describir” el encuentro con el Papa Francisco.
“Él es una persona que necesitas conocer. Una persona única”, dijo D'argento.
Salvatore ha vivido en la ciudad italiana de Chieti desde 1995, y solo ha salido de su habitación dos veces desde el accidente, debido a los riesgos que implica. La segunda vez fue hoy, para encontrarse con el Papa Francisco en su audiencia.
Su médico de emergencias, Achille Cavallo, estuvo también presente junto a él en la Plaza de San Pedro, explicando a ACI Prensa que “lo he conocido desde el accidente. La importancia de estar aquí la tiene que decir él”.
Salvatore llegó en una ambulancia alrededor de las 3:30 a.m. (hora local). El Dr. Achille Cavallo señaló que aunque “es un riesgo enorme traerlo al exterior… lo vale”.
Cavallo recordó el momento en que Salvatore expresó por primera vez su deseo de conocer al Papa, diciendo que cuando lo pidió, lo hizo “de una manera muy informal, con muy poca confianza de venir”, debido a la dificultad que implicaba moverlo.
Sin embargo fue el Obispo de Lanciano, Mons. Emidio Cipollone, quien allanó el camino, indicó Cavallo, explicando que una vez que se les dio la luz verde, Salvatore tuvo su elección de qué día ir y eligió hoy porque era la única oportunidad para muchos de los voluntarios que también querían participar.
De las 26 personas que acompañaron hoy a Salvatore en la audiencia, la mayoría eran voluntarios de la Hermandad de la Misericordia de Chieti y Alanno, de Italia. Junto con su madre, también estaba un psicólogo, dos médicos y un sacerdote capuchino.
Antes del accidente, explicó el Dr. Cavallo, Salvatore había estudiado tecnología de la información.
A pesar de que su vida actualmente esté “confinada a una habitación”, el médico señaló que “él es un programador de Linux” con “una gran mente”.
“Él estudia con la ayuda de su mamá”, dijo, señalando que para permitirle leer, ella coloca un libro sobre un panel plano de vidrio que se pone sobre su rostro, de tal forma que puede leer las páginas.
A pesar de que está inmovilizado, su madre es “sus manos, brazos y piernas”, dijo el Dr. Cavallo, indicando que “cada dos horas, tiene que ser volteado. De otra forma, tendrá escaras”.
“Él mueve su mente, nosotros sus piernas”, dijo.
Fuente: www.aciprensa.com