El hambre ha estado presente desde los albores de la misma Humanidad.
En las Escrituras, se menciona la crisis alimentaria que se dio en todo oriente medio, siendo Egipto el referente de la época (Libro de Génesis). En el momento de la crisis, era José, llamado el soñador, luego de haber sido esclavo traído por los ismaelitas a Egipto y ascendido a segundo del trono, el más importante después del faraón, nombrado por éste debido a su conocimiento de los sueños de origen divino, y además aportando una solución específica, entendiendo que la señal de las vacas flacas y gordas representaba la forma de enfrentar el problema, ya que almacenar durante la época de vacas gordas, permitiría enfrentar la época de las vacas flacas cuando el hambre dominaría todo el territorio. En el libro de Nehemías, del Antiguo Testamento, éste, hace referencia a que el hambre del pueblo era muy pesada (Nehemías 5). En el Nuevo Testamento, de las Escrituras, se narra en el libro de Hechos de los Apóstoles, escrito atribuido al médico Lucas, un profesional de origen griego, que narra que hubo hambre en los días de Claudio. En América, existía el grave dominio tributario de los señoríos de los aztecas y los pueblos conquistados sufrían el oprobio del hambre. Tras el período de la conquista de los europeos, particularmente en la llamada Nueva España, México redujo su población hasta casi quedar en cero, víctimas de la explotación, el hambre, la miseria y las enfermedades.
En los informes actuales del gobierno, se sitúan a municipios de todo México como parte de un problema donde el hambre es un factor a considerar para mejorar las condiciones sociales de una población afectada gravemente por las carencias. Y dentro de esta lista, varios municipios quintanarroenses, son parte de la ecuación a resolver para cambiar el esquema actual de la población tan sumida en una depresión económica muy traducible en deficiencias alimentarias.
La población que sufre hambre en todo el mundo es persistentemente numerosa. En 1960, alrededor de 1000 millones de personas padecían desnutrición; esta noche todavía se acostarán hambrientos unos 850 millones. Con todo, el progreso conseguido en la erradicación del hambre ha sido más notable de lo que estas dos cifras podrían sugerir: en la actualidad, alrededor de 5600 millones de personas se alimentan de forma satisfactoria, comparado con los 2000 millones de hace medio siglo.