En las áridas llanuras del desierto del sur de Nuevo México, entre el sitio de la primera prueba de la bomba atómica y la frontera entre Estados Unidos y México, una nueva ciudad está emergiendo de entre la arena.
Planificada para una población de 35.000 habitantes, la ciudad exhibirá un moderno distrito financiero en el centro y prolijas hileras de casas adosadas en las afueras. Será provista con calles inmaculadas, parques, centros comerciales y una iglesia.
Pero nadie la llamará nunca un hogar.
El proyecto CITE (Center for Innovation, Testing and Evaluation) [Centro para innovación, pruebas y evaluación] es un modelo a escala completa de una ciudad estadounidense normal. Sin embargo, será utilizado como una placa de Petri para desarrollar nuevas tecnologías que le darán forma al futuro del ambiente urbano.
El plan de 1.000 millones de dólares, liderado por la firma de telecomunicaciones y tecnología Pegasus Global Holdings, será testigo de 24 kilómetros cuadrados dedicados a ambiciosos experimentos en campos tales como transporte, construcción, comunicación y seguridad.
CITE incluirá zonas especializadas para el desarrollo de nuevas formas de agricultura, energía y tratamiento de aguas. Una red colectora de datos subterránea proporcionará retroalimentación detallada en tiempo real.
"La visión es un entorno donde los nuevos productos, servicios y tecnologías pueden ser demostrados y probados sin perturbar la vida cotidiana", dice el director general de Pegasus, Robert Brumley.
Sin una población humana por la que haya que preocuparse, las posibilidades son infinitas.
Podrían utilizarse autos sin conductor en calles que reaccionan, monitoreados desde arriba por drones de tránsito. Las casas podrían ser diseñadas para sobrevivir a los desastres naturales, y ser equipadas con características robóticas. Las fuentes alternativas de energía, como la energía del Torio se podrían probar a escala.
"Puedes traer cosas nuevas para que las presionen, rompan y descubran las leyes de las consecuencias no planificadas", dice Brumley. "Esto deberá convertirse en un tipo de imán a donde vienen las personas con ideas y tecnologías, y no solo para probarlas sino para interactuar".
El director describe al CITE como un "paso intermedio" entre las pruebas de laboratorio de una tecnología y su llegada al público. Él cree que el proceso entregará más productos listos para el mercado y abordará el 'Valle de la Muerte'... el lapso que existe entre la inversión en investigación y desarrollo, y los ingresos que esto genera.
"Estados Unidos gasta miles de millones de dólares en investigación y obtiene entre 2 y 3% de rentabilidad en productos comerciales", dice Brumley. "Esta instalación podría extender y aumentar la rentabilidad".
Si lo construyes, ellos vendrán
Después de ser propuesto en el 2011, el proyecto CITE luchó para encontrar tierras adecuadas y luego fue archivado por dos años. Un sitio cercano a la montañas Organ les fue negado cuando el presidente Obama lo declaró parte de un Monumento Nacional.
Pero una nueva ubicación ha sido elegida, y luego de la espera de la emisión de las licencias comerciales, el trabajo puede comenzar. Los constructores estarán en el lugar este año y la ciudad podría estar en funcionamiento a partir del 2018.
Pegasus tiene el apoyo del estado de Nuevo México, el cual firmó un Memorándum de Entendimiento prometiendo su compromiso con el proyecto, incluso mediante "asesoramiento y orientación" en la épica construcción.
CITE se construirá cerca del campo de misiles White Sands, en donde se probaron las primeras bombas atómicas.
La compañía espera que CITE atraiga prestigiosos clientes de los sectores públicos y comerciales, incluyendo los departamentos gubernamentales, instituciones académicas y algunas de las mayores empresas tecnológicas del mundo. Se espera que la ciudad, eventualmente, pueda rivalizar con los centros de tecnología como Silicon Valley.
Los diseños de alto concepto como la "ciudad futura" se están extendiendo por todo el mundo, desde la ciudad libre de residuos de Masdar en los EAU hasta PlanIT Valley de Portugal, la cual utiliza 100 millones de sensores conectados.
Pero el director general del CITE confía en que su proyecto se destaque como la única ciudad que es estrictamente para pruebas, por la variedad y la escala de la experimentación que permite, y por la gama de clientes a los que puede darles servicio.
"Las instalaciones están abiertas para cualquier persona que quiera probar", dice Brumley. "Eso hace que sea única".
Las 'tecnologías necesitan personas'
El concepto ha sido bien acogido por los principales expertos en planificación urbana.
"Necesitamos desarrollar nuevos entornos de prueba que vayan más allá de los modelos convencionales que operan hoy en día", dice Nataly Gattegno, directora de diseño en Future Cities Lab en San Francisco. "Parece que las simulaciones y evaluaciones rápidas serán posibles con CITE, lo que nos permitiría pasar mucho más rápido por ciclos de prueba".
Gattegno espera que CITE pueda llevar a conversaciones más profundas sobre cómo se planifican las ciudades:
"Me pregunto lo que esto significa para el futuro del diseño de nuestras ciudades. ¿Estamos asumiendo que nuestras ciudades son estáticas y se verán igual dentro de 100 años? ¿Qué pasaría si queremos probar una nueva ciudad en lugar de solo la infraestructura que está debajo de ella?"
Otros se muestran escépticos ante la premisa de la prueba sin personas.
"Las tecnologías no son simplemente artefactos, son sistemas sociales intermediados por materiales y dispositivos", dice el profesor Steve Rayner, codirector del Programa de Oxford para el futuro de las ciudades. "La idea de 'hacer pruebas' de los sistemas socio-técnicos complejos sin personas está atada a producir resultados engañosos porque las personas reales con frecuencia interactúan con los materiales y dispositivos en formas que el diseñador no espera".
"Hay muchos informes de personas que derrotan a los dispositivos de ahorro de energía en los edificios, ya que quieren aire fresco y puertas abiertas".
Brumley dice que las personas podrían añadirse a un experimento dado, si es necesario, pero Rayner rechaza esto como algo inadecuado.
"Los habitantes de las ciudades no son simplemente individuos intercambiables que puedan dejarse caer dentro de parámetros experimentales, son comunidades diversas con culturas, expectativas y patrones de conducta variados que crecen con el tiempo".
Las opiniones están divididas en cuanto a que si CITE entregará resultados tangibles con su audaz promesa. Pero, al menos, la ciudad de prueba proporcionará una fascinante vista previa de los futuros potenciales.
Fuente: cnnespanol.cnn.com