publicado originalmente en el extinto Semanario El Informante Jalisco informantejalisco.com.mx el día /2016/04/30/
Mtro. José de Jesús Loza Sánchez
Para toda persona de hoy en día que “de neta” sea o se jacte ser intelectual ya sea orgánico, inn-orgánico (fashion intellectual) o reciclable, o quien que sea un académico otaku o geek, nerd, amateur o vintage o sencillamente quie es aficionado autodidacta el freelance intelectual que se adentrarse en el campo de las humanidades, las artes, las ciencias sociales y la comunicación es pertinente e indefectible forever abrir y reabrir la ventana dialógica del to be or not to be de la posmodernidad, esta forma/estilo/habitus de vida tan mal querida y deseada a la vez por sus amorosos y por sus desapasionados (des)encantos, para mirar y remirar con coup d'oeil voyeuriste “el truculento amasiato” “el galimatías unión marital de hecho” con la modernidad, y para ello no hay más delicatessen que wachar en la alcoba de la covacha del Arte, la matrix revolucionaria de metarrelatos y narrativas del pensamiento y desarrollo social, económico y político de cada momento contemporáneo dado, de tal manera que modela y moldea prácticas culturales, estilo de vida y gusto estético de todos (yo, tu, él/ella, ustedes, nosotros, aquellos y a los otros).
Leer y releer por más relamido, carcomido y/o mordisqueado este el statu en cuestión, actualizar y renovar respuestas de preguntas existenciales “de cajón” del ¿Qué es y que no es posmodernidad, existe, etc.?, ¿La modernidad feneció, es prófuga de la sociedad contemporánea, etc.?), ¿Posmodernidad y modernidad siguen en concubinato o ya se separaron o en nunca se arrejuntaron?; a cincuenta años de su existir, el debatir, analizar o especular sobre esta relación, aunque las malas lenguas argumentan que tienen treinta años más, es el propósito de este trabajo, un mero pero muy necesario ejercicio de masturbación neuronal y de acercamiento reflexivo.
Si bien se comprende a la modernidad como ruptura con los clásicos y de intensa búsqueda de la novedad, de la “iluminación” racional, que siempre retorna sus orígenes, y que la posmodernidad no reniega de lo ya existente, simplemente crítica los modelos e intenta desarrollar nuevos, más que olvidar, reinventa, recrea la historia y el arte; podemos entender, en términos de Habermans, que la modernidad es un proyecto incompleto, y por lo tanto la posmodernidad más que una ruptura total y absoluta con la modernidad es continuum, así, por ejemplo, lo percibe Valeriano Bozal al plantear que “no hay ruptura entre modernidad y postmodernidad, sino una interrelación entre ambas; la postmodernidad sería una etapa de la modernidad, una fase de reflexión sobre sí misma.
El tiempo dirá cuál de las dos posturas es la correcta, si presenciamos un nuevo periodo histórico o una fase más del que actualmente vivimos” (Bozal;1993:16; citado en Wkipedia); mas esta continuidad tampoco es total y absoluta, ni se puede considerar que sea tienda en un sentido evolutivo y lineal, ni mucho menos sea reditum y circular; por otra parte, Zizek, va ´más a fondo, su argumento tiene un sentido dialéctico al argumentar que el posmodernismo precede al modernismo, pues “retroactivamente, la mirada moderna ha percibido como incompletud la inconsistencia posmoderna del Otro” (Zizek, 2002: 241).
En primera aproximación con Slavoj considero, en otras palabras, que la relacionalidad modernidad-posmodernidad la podemos comprender desde una perspectiva que podemos en principio denominar “dialéctico-autopoiético” en “diagonal-espiral”; es decir, modernidad y posmodernidad emergen y desarrollan al mismo tiempo, en sentido hegeliano (tesis-antítesis, aunque en este momento carece del tercer elemento, la síntesis); más este proceso, además de ser dialéctico se autorreferencia y autorreferencia al resto de la estructura del sistema socio económico y cultural del modelo de sociedad al cual genera y pertenece al capitalismo liberal.
Esta dualidad tiene un carácter relacional “endogámico”, aunque conlleve una mascarara “heterogámico” de posmodernos versus modenos, simulando a la relacionalidad dicotómica de los metarrelatos de la modernidad marxistas versus liberales, no es más que una paralogia narrativa, escenario que remite forzosamente evocar la multicitada frase de Marx en 1869 en el Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte “Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces.
Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa.” Y en este caso el relato(res) posmoderno(s) tal cual “aprendiz de brujo de Gothe” aspira dotar en el campo del arte, prácticas culturales de metarrelatos posmodernos contra metarrelatos modernos, algo similar como en su momento dado fue la tragedia, dentro de la era moderna, la lucha entre el arte del “realismo crítico” de Georg Lukács o el "Manifiesto por un arte revolucionario independiente" de André Bretón y León Trotski versus realismo socialista y este contra el arte burgués versus vanguardismo, por ejemplo.
Hoy el metarrelato posmoderno se sintetizan en los preceptos teleológicos “el fin de las ideologías” Daniel Bell (1960), “el fin del trabajo” Jeremy Rifkin (1970), “el fin de la historia” Francis Fukuyama (1992), metarrelatos proféticos de la posmodernidad anunciando la venida inmediata, presente, de cambio social, sociedad sin clases sociales –solo existen ricos y pobres, pero todos felices-, con más tiempo libre para el ocio, -sin explotación laboral, pues prevalece el desempleo-; realidad antítesis de lo utópico o más preciso, del discurso teleológico de la modernidad; esas promesas ahora son netas aquí y ahora, en el hoy capitalista neoliberal.
No es una lucha de clases sociales en si ni para sí en términos marxistas, es más bien, haciendo una parodia, una “lucha libre” de estratos sociales, entendida esta “lucha libre” tal cual es, una traslación del género teatral la “farsa” al ámbito del espectáculo-deporte, donde se dan golpes de a deberás sin lastimarse tanto, en el que existe un guion previo de quién gana y quién pierde en cada caída; y en qué momento y qué tipo de llave se rendirá el adversario;, es decir, una lucha a dos de tres caídas sin límite de tiempo entre estratos sociales de la clase hegemónica: en una esquina, los técnicos, el estrato alto vs los rudos, los rudos , los rudos, el estrato medio y bajo de la clase alta.
Metarrelatos y situación de lucha social que, por el momento se desarrolla más en las narrativas de la matrix del campo cultural, en el Arte; un ejemplo de lo anterior descrito se refleja en la diversidad textual del art avant-garde: expresionismo, Cubismo, Futurismo, Dadaísmo, Ultraísmo, Creacionismo, Surrealismo, Estridentismo, Afrocubanismo, Movimiento de los Antropófagos, Imaginismo, entre otros, que derivan tendencias de expresiones de arte como supuesta propuesta y alternativa, más no contrapone, ni cuestiona ni denuncia el statu quo del sistema capitalista (neo)liberal en lo que es hoy el arte posmoderno: Arquitectura, posmoderna, Simulacionismo, Bad painting, Neo-pop, Nueva imagen, Superflat, Transvanguardia, Neoexpresionismo, Figuración Libre, Neomanierismo, Simulacionismo, Bad painting, Neo-pop, Nueva imagen, Pastiche por citar algunos.
Digamos que la confusión de mirarlo apológicamente de que existe una encarnizada lucha de clases en el ámbito del arte o que todo es armonía y paz y que sucumbió o agoniza el arte moderno, radica en lo que Frederick Jameson (2002) argumenta
“No se trata del fin del arte, [moderno] sino del fracaso de las viejas doctrinas que pretenden explicarlo, pues, las formulas y los conceptos que fueron útiles en el pasado no son los que se necesitan hoy, y el posmodernismo aspira al menos a renovarlos y releerlos, despejando el camino de los obstáculos que estorban la creación de alternativas. […] (Jameson:2002).
Estás diferentes expresiones de arte posmoderno bien podemos adjetivarlas como bluff-snob del vanguardismo. Frederich Jamenson acertadamente caracteriza a la posmodernidad como pastiche, pues considera que “En un mundo en que la innovación estilística ya no es posible, todo lo que queda es imitar estilos muertos, hablar a través de las máscaras” (Jameson, 2002: 22). Álvaro Arbonés considera que para “Jameson, el pastiche es un producto estético de lo que se llama la “muerte del sujeto”: es la consecuencia de la disolución del sujeto burgués individual ocurrida durante la posmodernidad y de la consecuente desaparición de los estilos personales “tan inconfundibles como nuestras huellas digitales” Álvaro Arbonés (2012).
La característica y representación del arte posmoderno en su conjunto, como bien lo define Jamenson (2002) un pastiche, este pensador lo retoma en el entendido no como sinónimo de parodia la cual bien podemos decir en sí, que es la característica representativa de la modernidad ante la cultura tradicional, una parodia al arte clásico, tradicional de la sociedad preindustrial.
En este sentido, modernidad y posmodernidad no se contraponen, ni se anteponen ni se suceden sino que son simultáneos; su convivencia no implica una ruptura con la historia como suponen los modernistas, y la posmodernidad no implica dejar de lado sus orígenes sino recrearlos en la matrix.
En resumen cohabitan en “amor apache” el mismo momento de manera paralela o colateral, en el que aparentemente la posmodernidad rumpere con la dinámica del progreso, el establishment, el glamour, el canon cultural y en específico en la creación-consumo del arte moderno.
Y, quizás, coincidiendo con Rodríguez (2009) “lo que distingue una de la otra es que la lucha se centra en el cuadrilátero cultural los creadores, artistas, intenta abarcar espacios posmodernos que la modernización le impide.” (Rodríguez Roxana: 2009).
Por todo lo anterior expuesto, la posmodernidad, hasta el momento, ha de comprenderse como un espacio en la historia -sin fin- tratando de llenar el vacío de experiencia estético-artística y de sensibilidad que la modernidad careció; de tal forma, diferenciar arte posmoderno y moderno es viable y válido si reflexionamos y sentimos que cohabitan interdependientemente con el modelo de sociedad contemporánea.
Fuentes informativas consultadas
Álvaro Arbonés (2012); Parodias, pastiches y fetichismo. El arte en degeneración de la posmodernidad a través de Fredric Jameson. in Animación, Literatura, Mondo, 16 febrero 2012 Reflexiones. Consultado en
http://www.skywaspink.com/?p=7479
Hegel F (1985); fenomenología del espíritu, en editorial Fondo de Cultrua económica, España. Disponible en PDF.
Jamenson F. (2002); A Singular Modernity: Essay on the Ontology of the Present, en editorial London & New York Verso. Disponible en PDF.
Jameson, F (2001); La lógica cultural del capitalismo tardío. Trotta. Madrid. 2001. p.10, en
http://www.jcrf.cl/wpcontent/uploads/2010/03/logica_cultural_capitalismo_tardio_slo_texto.pdf. (Consultado el 26 de abril de 2016)).
Marx Karl (s.d.); Dieciocho brumario de Luis Bonaparte, en editorial Progreso. Moscú. Disponible en PDF.
Marx karl (sd); El manifiesto comunista, en editorial progreso, Moscú
Rodríguez Ortiz Roxana (2009). Narrativa mexicana posmoderna; en Blog de Roxana Rodríguez Ortiz, 30 agosto 2009. Consultado en
https://roxanarodriguezortiz.com/2009/08/30/narrativa-mexicana-posmoderna
Valeriano Bozal, Coord. (1999); Historia de las ideas estéticas y de las teorías artísticas contemporáneas, Volumen II, en editorial La balsa de la Medusa, 81. España. Disponible en PDF.
Zizek Slavoj (2002); ¿Quién dijo totalitarismo? Cinco intervenciones sobre el (mal) uso de una noción, en ed. Pretextos, Valencia, España. Disponible en PDF.