Durante la administración del Gobernador de Nuevo León José Natividad González Parás se realizaron una gran cantidad de obras de "relumbrón" que más que solucionar el problema de sobrepoblación de la entidad y los congestionamientos que de esta situación se derivaban, simbolizaban los últimos respiro de un estilo de gobernar en el que imperaba la visión de partido hegnomónico.
Una de esas "grandes obras" fue la Ruta Escultórica del Acero y el Cemento que se inauguró con gran revuelo en 2009, para ser reducido por el huracán Alex –al año siguiente- a chiste de mal gusto financiado por los nuevoleoneses.
La madre naturaleza no quiso que Luna, de Óscar Niemeyer (Brasil); Desafío, de Ahmed Nawar (Egipto); Evanescencia, de Albert Paley (Estados Unidos); Destino, de Bruce Beasley (Estados Unidos); Nube, de Jorge Elizondo (México); Mirada, de Josep María Sirvent (España), y Torsión 4, de Julio Le Parc (Argentina), le quitaran su protagonismo a las orillas del río en donde corre desbocada, a su antojo caprichoso, la furia del agua que dio vida a la ciudad que la quería desafiar en grandeza solo con acero y cemento.
No es de sorprender que los mismos habitantes del estado se extrañen de seguir viendo a esas estructuras sin mantenimiento erguidas ante la desatención de las autoridades. Para las personas que visitan el estado, el corredor escultórico sobresale como un absurdo en medio del atascamiento vial y urbanístico que padece el área metropolitana.
Sin embargo el valor de las obras puede recuperarse con el mantenimiento apropiado y darles el lugar para el que fueron construidas y sean monumentos que elogien la promoción de la cultura y el cultivo del arte en un estado que no tiene brújula estilística y necesita –como nunca- una definición artística que le dé identidad.
Después del dictamen de la naturaleza, las administraciones estatales de plano ni han tocado las siete esculturas que padecen el abandono de gobiernos que han estado más ocupados en "medio gobernar" mientras la institución del gobierno tiene el mismo destino que el de la Ruta Escultórica del Acero y Cemento: ser un parapeto en el olvido que no cumple la función para la que fue