“La experiencia me ha enseñado que los peores hijos de puta, son los que no tienen aspecto de serlo”
José Saramago, premio nobel de literatura 1998 (“Ensayo sobre la ceguera”)
Nacimos con ella, al principio era fácil, nuestra mente estaba vacía de todo contenido contagioso, en ella comenzaba a almacenarse de a poco las circunstancias que nos tocaba vivir.
Íbamos archivando en esa memoria lo importante, lo sustancial, las cosas que importaban, las guardábamos en cuidadas carpetas y hasta éramos capaces de ponerles un nombre.
Pero poco a poco y de la mano de los años que se iban yendo, esa capacidad para memorizar las cosas fue mermando, al mismo tiempo que nuestro cerebro iba perdiendo el espacio necesario para albergar tanta información…
Hasta que llegamos a la adultez, que para muchos fue un camino transitado muy rápidamente, consumimos etapas, dejando en el camino muchos sueños y los logrados se fueron convirtiendo en nostalgia.
Cuesta comprenderlo, pero nos pasamos la vida ejercitándola, y cuando llega el momento de buscar en ella, se nos produce un vacío, ese momento de mente en blanco y no sabemos qué hacer.
Nuestra memoria se fue muriendo de a poco, y es la hora de su fin.
En esta cuestión tal vez radique el motivo por el cual estamos así, como país, como gente, como pueblo…nuestra memoria ha muerto, o en el mejor de los casos está en proceso de descomposición que es casi lo mismo.
Es momento de preguntarse qué nos pasó, como hicimos para que siniestros personajes se apoderen de nuestra sociedad y de nuestras vidas, que fue lo que ocurrió para que en los momentos de elegir lo mejor o al menos lo más sensato, ocurriera todo lo contrario, y nos miramos entre todo absortos sin entender que había ocurrido.
Hermosas palabras, maravillosas propuestas, poder de convencimiento y mentiras disfrazadas de proyectos fueron seguramente las motivaciones para que cada individuo fuera inducido al error, aunque este claro que al no apelar a esa memoria, pasamos a ser los únicos culpables de un exilio futuro como ciudadano.
El poder siempre sometió a la sociedad, de diversas maneras pero siempre con los mismos objetivos, ser cada día más poderosos y más ricos.
En pocos días más nuestro país tendrá una elección, y cada día, lo que vemos demuestra que la memoria ya está agonizando, estamos por repetir los mismos errores de siempre, viejas figuras, repetidas hasta el cansancio, intentan regresar como salvadores de la patria, porque ellos también se dieron cuenta que la memoria está casi extinguida, entonces se disfrazan de honestos y practican más que nunca la mentira y el pueblo, una vez más, cree.
No daré nombres, porque espero una luz que aparezca sobre cada alma, una luz que reviva esa memoria, una luz que nos haga recapacitar de los errores del pasado, una luz que nos ayude a encontrar ese camino que nos robaron, una luz que nos impida ser nuevamente cómplices de las mafias políticas.
Algún día, tendremos que recibirnos como país, hoy todavía no lo somos, porque no basta con recordar a nuestros próceres, no basta con saber alguna estrofa de nuestro himno, no basta con poner una bandera en el balcón o una escarapela sobre el pecho, un país se construye con honestidad, coraje y entrega palabras que nuestros dirigentes desconocen, porque se han pasado la vida buscando una solo meta, la que más arriba comento, el poder y el dinero, y aquí incluyo a todos, porque la lista de honestos es tan corta que da vergüenza.
Se viene otra elección, la oferta de candidatos es pobre, muy pobre, por eso es indispensable al menos intentar recuperar la memoria, intentar hacerle respiración boca a boca, darle vida al menos una vez más, porque sin ella volveremos a caer en lo mismo de siempre y muchos de nosotros ya no tenemos más tiempo …ni oportunidades.
“Equivocarse es humano, ocultar los errores una estupidez, no aprender de ellos es imperdonable”
Julio Casati
Fuente: www.radiolashorascontadas.blogspot.com.ar