La figura de un padre es indispensable para el buen desarrollo de sus hijos. Desde pequeños su personalidad y forma de ser, dependen del trato y la educación que papá y mamá les den.
Lo que un papá le puede enseñar a su hija no cabe en un libro, ni en un solo corazón. El padre que está presente, que es sabio en afectos, habilidoso en esa magia del cariño que hace crecer, que embelesa e ilusiona, sabe que tener una hija es algo muy especial. Esta, es la carta que todo papá debería escribirle a su hija recién nacida.
Soy tu papá y tú eres mi niña, pero sé que con eso no basta, tengo que demostrártelo.
Ser padre es fácil, de hecho, puede ser la cosa más sencilla de todas. Sin embargo, el buen padre sabe desde bien temprano que ese título tan especial se adquiere con el tiempo y que debe demostrarse de forma constante, paciente e inquebrantable. Siendo esa persona cercana y de referencia para esa niña que acaba de llegar al mundo.
Papá está en cada nueva palabra aprendida y en cada caída mientras aprende a caminar por el mundo.
Papá no es un niño grande con el que jugar, papá jugará con su niña para hacerla feliz, pero la guiará, cuidará y aconsejará como el adulto maduro, valiente y feliz que se quiere a sí mismo y que por encima de todas las cosas, ama a su hija.
Papá también tiene su lado sensible, y se lo demostrará a su hija poniéndose cada día en su lugar. La entenderá, se esforzará en intuir sus necesidades, en calzar su punto de vista, aunque a veces le parezca algo estrambótico.
Lo hará porque sabe que es así como mejor puede ayudarla. Así como se ganará el mejor título de todos, ese que no dan las universidades pero sí la vida: “papá”.
Cumpliré las promesas que te haga
Todo niño y toda niña necesita una crianza homogénea, estable, segura y sabia. Si el papá hace promesas a su hija que más tarde no cumple, le dejará secuelas.
Si el papá le dice que siempre estará a su lado y más tarde la hace sentir como algo secundario, esa niña empezará a creer que el mundo en el que vive no es seguro, que es doloroso y que las promesas, son como las estaciones, vienen y van.
El padre responsable, entiende que sus promesas son prioridad.
Te enseñaré a ser fuerte y valiente, no a ser solo mi niña preciosa.
El buen padre sabe bien que en este mundo ser hermosa no da la felicidad. Por tanto, aunque ante sus ojos esa niña sea el ser más bello y perfecto de su universo, la guiará para que se convierta en una mujer fuerte y valiente que lucha por sus sueños, los que ella elija.
Querrá además que sea capaz de valerse por sí misma, de tener voz, de defender sus opiniones, de vivir acorde a sus valores, los que ella elija. Papá será su guía cotidiano en asentar las raíces de una buena autoestima, le guiará en esos aprendizajes en los que poder descubrir el mundo más allá del reflejo de su espejo.
Le enseñará que la auténtica felicidad nace del corazón y no de un rostro bonito.
Te enseñaré a no tener miedo
Los primeros años, papá será ese superhéroe que vence las pesadillas, los monstruos que se esconden el armario y esas inseguridades que acontecen en los primeros pasos, los primeros días en el colegio.
Sin embargo, poco a poco y día a día papá será ese guía que con sus consejos, desvanece los miedos cual hechizos para permitir que emerja la decisión, la valentía y ese coraje con el que una niña alcanza sus triunfos cotidianos cruzando las alambradas del miedo y la indecisión.
Serás siempre el amor de mi vida, pero te dejaré libre para que tú encuentres el tuyo
Siempre se ha dicho que para papá, ninguna pareja es lo bastante buena para su niña. Sin embargo, el buen padre sabe dejar libre a sus hijos para que construyan sus propios caminos, eligiendo a las personas que quieran, permitiendo incluso que cometan errores en un momento dado si de ellos pueden aprender.
No los sancionarán por ese error, ni les cerrarán la puerta. El buen padre siempre entiende, siempre es cercano y le susurrará a media voz que el amor es una aventura que siempre merece la pena, aunque eso sí, debe ser sabia para elegir a la persona más especial, sin olvidarse nunca de cuánto vale ella por sí misma.
Compártela si también quieres que tu hija aprenda todo esto de su padre.
Fuente: eresmama.com