Enseñar a los niños las tareas del hogar debe ser una actividad que fortalezca la unión y el trabajo en equipo.
Para que esto no sea una batalla diaria cuando sean adolescentes lo mejor es ir inculcando el hábito cuando son pequeños y tienen ganas de imitar todo aquello que hacemos los mayores.
Recordemos que los niños pequeños están deseosos de participar en familia, de sentirse útiles y ser considerados parte de este equipo que formamos papá, mamá y hermanos mayores, en caso que los haya, ya sea poniendo la mesa o recogiendo sus platos.
Cómo enseñar a los niños a hacer las tareas de casa
1- Sugerir, no imponer. Cuando los niños son pequeños, entre los 2-3 años, debemos sugerirles e invitarles a realizar estas pequeñas tareas. Si de repente obligamos a que se vistan solos o hagan su cama puede que provoquemos un rechazo inicial que suponga entrar en conflictos innecesarios. Es mejor darles la oportunidad de querer colaborar, de querer ser uno más, como el resto y estimular el interés en participar de su imagen, del orden de la casa, de la limpieza, de la higiene...
2- Asignar una pequeña lista de tareas diarias al niño en función de su edad y madurez. Las tareas nunca deben suponer un esfuerzo tan grande que provoque frustración o reste tiempo para realizar los deberes o jugar. En niños de entre 3-4 años podemos pedirles que se vistan, se pongan el pijama y dejen la ropa sucia en el cesto de la colada. A medida que crezcan iremos sumando responsabilidades progresivamente como por ejemplo poner y recoger la mesa, alimentar a sus mascotas, preparar la mochila escolar u ordenar su habitación.
3- Anotar las tareas ayuda a recordar. Tener anotadas las tareas que cada uno debe hacer ayuda a pequeños y mayores a recordar cuáles son sus responsabilidades. Es bueno tenerlas en un lugar visible para no olvidarnos de qué debemos hacer.
4- Acompañar y guiarles durante el proceso. Explicarles con un lenguaje positivo qué, cómo, cuándo y por qué deben realizar sus tareas. Las explicaciones deben ser breves y claras, sin largos discursos o sermones. Por ejemplo: “Cada mañana dejamos la cama hecha antes de ir al cole. La habitación queda más bonita y dormirás mejor de noche”
5- Ser modelos a seguir. Los niños pequeños aprenden básicamente por modelado, es decir por imitación de lo que ven hacer a los adultos, por tanto deben tener la oportunidad de observar cómo hacemos lo que les pedimos.
6- Recompensar el esfuerzo. No olvidemos la importancia del refuerzo positivo tras realizar una conducta para que ésta se vuelva a repetir. Las mejores recompensas son las inmateriales: un elogio, un beso, una pegatina o realizar una actividad juntos.
7- No hacer por ellos lo que ya pueden hacer solos. Siguiendo la línea de María Montessori cualquier ayuda innecesaria es un obstáculo para el aprendizaje.
8- No esperar la perfección. Los niños pequeños tienen una motricidad limitada por lo que es normal que se les caigan las cosas, derramen el agua o no sepan estirar y doblar adecuadamente la ropa cuando hacen su cama.
9- Sin gritos ni malos modos. Los gritos nunca enseñan la conducta que deseamos que realicen nuestros hijos ni nos dan mayor autoridad. Los gritos paralizan y restan credibilidad. Si vamos a perder la paciencia lo mejor es dejar la tarea para otro momento de mayor serenidad y volver a empezar.
10- Paciencia infinita. Los padres debemos armarnos de paciencia infinita cuando estamos instaurando el hábito de realizar las tareas de casa. Paciencia porque sus tiempos son distintos a los nuestros, paciencia porque cualquier tarea requiere un tiempo para el aprendizaje y paciencia porque en ocasiones aparecerán las negativas y los conflictos.