Como siempre, promediando febrero, llega la noche más romántica del año, en la que se celebra a San Valentín, mártir por defender el derecho de los soldados romanos a casarse. Pocos conocen la historia de este santo, pero todos tienen agendada la noche del 14 para una salida en pareja. Vía Restó recomienda algunos restaurantes bien románticos para festejar este día:
Te Mataré Ramírez: Ideal para quienes busquen un plan sensual, ya que éste es uno de los pocos restaurantes eróticos de la ciudad. La cocina es afrodisíaca y los nombres de los platos son sugestivos, como “Arrancó el goce de tu tibio tesoro con mi lengua encendida" (salmón rosado tataki acompañado de rúcula, menta, gajos de naranja y tentáculos de calamar) o el "Tu boca baila besando y mi lengua se subleva" (solomillo de cerdo agridulce sobre reducción de coca cola, con chutney de manzana y batata al plomo con manteca de ciboulette).
Morena Beach: para quienes quieran apostar por una vista inolvidable en su cena de San Valentín, nada como este restaurante ubicado sobre la Costanera, a la altura de la cabecera norte del Aeroparque. Una buena opción para quienes prefieran una cena liviana, a base de pescados como el abadejo con salsa de coñac, las vieyras en salsa de puerros o la merluza negra a la plancha.
El Último Beso: sin dudas, este restaurante tiene que estar en cualquier top 5 de lugares románticos porteños donde ir a comer. Cuenta con un magnífico patio con una fuente, ideal para comer durante las noches estivales, al que se le agrega una tienda de “deco” que le encanta a las mujeres. Entre las especialidades de la casa están los sorrentinos rellenos de queso de cabra y el cordero braseado.
Sirop & Folie: este restaurante de la Recoleta se encuentra en el Pasaje del Correo, un callejón que parece trasplantado de París. Se trata de un bistró en donde predominan especialidades como el risotto al aceto con naranjas y mollejas doradas, la pesca del mercado con puré de zanahorias, almendras y cilanto y las ribs de cerdo con rösti de papas.
Pan y Teatro: otro increíble (y poco conocido) restaurante romántico de la ciudad. Si querés sorprender a tu pareja cenando a la luz de las estrellas, rodeado de una pérgola en la vereda, no dudes en poner el GPS con rumbo al barrio de Boedo. El restaurante se encuentra en una antigua verdulería que pertenece a una familia mendocina especializada en platos de cazuela que salen de su horno de barro, enormes milanesas muy bien presentadas y postres tradicionales de la región de Cuyo, todo en un ambiente de luz tenue, con velas y piano en vivo.
Fuente: viaresto.com