Uno de los dolores más molestos e incómodos mientras corremos es esa puntada al costado del torso que aparece repentinamente y no nos deja continuar. El dolor abdominal transitorio, conocido como “dolor de bazo”, es causado por espasmos en el diafragma y los músculos respiratorios. Estos músculos pueden fatigarse o acalambrarse mientras corrés y provocarte ese dolor intenso.
Este dolor es más común entre principiantes que entre corredores experimentados, pero nadie está exento de que alguna vez aparezca por un error.
Cómo prevenirlo
Fortalecé tu diafragma. Realizá ejercicios que fortalezcan el core, o zona baja del torso. Así, vas a fortalecer también el diafragma y reducir la fatiga y la cantidad de calambres.
Cuidá tus ingestas. El horario de tus ingestas y la calidad de alimentos que comas pueden reducir el flujo de sangre dentro y alrededor del diafragma. Comé cosas livianas y fáciles de digerir, una o dos horas antes de correr.
Empezá corriendo suavemente. No arranques a tu velocidad máxima de corrida. Comenzá tranquilo, y establecé un buen ritmo de a poco.
Calentá. Aunque pueda parecerte una pérdida de tiempo hacerlo, la falta de un calentamiento previo puede provocar una respiración irregular durante tu corrida, lo que contribuye al dolor de bazo.
Respirá. Regular tu respiración mientras corrés puede proveerte del oxígeno necesario para que trabajen tus músculos. Respirá profunda y adecuadamente.
Cómo hacer que se te pase
En los casos en los que ya comenzó el dolor, seguí estos consejos:
Bajá la velocidad y exhalá profundamente. Algunos entrenadores recomiendan exhalar cuando pisamos con el pie opuesto al costado que duele.
Pará e inclinate hacia adelante. Así, vas a estirar el diafragma y contraer los músculos abdominales, aliviando el dolor. Después, caminá enérgicamente por unos segundos,respirando hondo. Una vez que pase el dolor, volvé a correr.
Masajeate. Frotá suavemente el área con tus manos. Los masajes relajan los músculos y aumentan el flujo de sangre en la zona.
Fuente: www.atletas.info