Lo hizo ayer la prestigiosa Academia de Pediatría de EE.UU. Buscan que el colegio arranque a las 8.30 para que los alumnos puedan tener un buen descanso. Los especialistas argentinos coinciden.
Déjenlos dormir.
Esta es la fuerte recomendación que la Academia de Pediatría de los Estados Unidos difundió ayer para que se mejore el sueño y el rendimiento escolar de los adolescentes. Sostuvo que retrasar el inicio de las clases de la mañana para las 8.30 o más tarde sería una medida de salud pública adecuada para compensar la pérdida de horas de sueño.
La Academia se basó en investigaciones que demuestran que los adolescentes duermen menos de las 9 horas diarias que necesitan para estar bien despiertos y aprender durante el día. Esa falta de horas de descanso puede contribuir a problemas como obesidad, diabetes y trastornos de conducta, al aumento del riesgo de sufrir lesiones de tránsito y a un declive en el rendimiento escolar.
También se sabe que a los adolescentes les resulta difícil dormirse antes de las 11 de la noche, pero tienen que estar despiertos a las 7.30 o más temprano. La investigación científica demuestra que “los adolescentes que duermen lo suficiente tienen un riesgo menor de sobrepeso o de sufrir depresión, menos riesgo de accidentes automovilísticos y mejores notas, resultados más altos en pruebas y una mejor calidad de vida ”, dijo Judith Owens, líder del grupo de la Academia que hizo la recomendación, que saldrá detallada en la revista Pediatrics de septiembre. También se advirtió que tomar siestas, extender las horas de sueño durante el fin de semana y consumir café puede sólo temporariamente frenar la somnolencia diaria, “pero no restaura el alerta óptimo y no sustituye un sueño suficiente y regular”, según afirmaron los académicos de Estados Unidos, donde más del 40% de las escuelas secundarias públicas empiezan las clases antes de las 8.
“La recomendación de retrasar el horario de inicio de clases para adolescentes es muy razonable ”, dijo a Clarín el investigador médico Daniel Pérez Chada, director de clínica del sueño del Hospital Universitario Austral. “Porque en los adolescentes los niveles de melatonina, una molécula fundamental en la regulación del ciclo sueño-vigilia, se comporta en forma distinta a la de los adultos. Mientras en un adulto los niveles de melatonina comienzan a descender en las primeras horas del día, en los adolescentes su descenso es más tardío. Por lo tanto, cuando un chico despierta a las 6.30 o a las 7 de la mañana, su nivel de melatonina aún está en niveles que favorecen más el sueño que la vigilia. En general, este descenso se produce unas dos horas más tarde que en los adultos ”. Además, durante la noche, los niveles de melatonina aumentan en sangre más tarde que en los adultos, y hace que a los adolescentes les cueste más dormirse antes de las 11 de la noche. Pérez Chada realizó en 2004 un estudio en la Argentina y reveló que cerca de la mitad de los chicos de entre 10 y 15 años dormía menos de 9 horas los días de actividad escolar y no recuperaba horas de sueño durante el fin de semana.
¿Debería adoptarse la recomendación de los académicos estadounidenses para las escuelas argentinas? Para Pérez Chada, sería muy conveniente ajustar los horarios a los mecanismos naturales que regulan el sueño y la vigilia para los adolescentes. Sin embargo, en Argentina sería muy difícil ya que debería diseñarse un esquema que contemple que los docentes trabajan en varias instituciones”. En tanto, Stella Maris Valiensi, jefa de sección medicina del sueño del Hospital Italiano de Buenos Aires, opinó que el Ministerio de Educación debería tener en cuenta la evidencia científica. “En el consultorio recibimos a padres desesperados porque los chicos se acuestan tarde, y les recomendamos que traten de ir en turno tarde, o que se vayan acostando gradualmente 15 minutos antes. Además, los padres deben ponerle horario de apagado temprano para el televisor, la computadora, las consolas, los celulares y las tabletas, que no deben estar en los dormitorios, y evitar la exposición a mucha luz a partir del atardecer”.
En cambio, Enrique Berner, jefe de servicio de adolescencia del Hospital Argerich, presidente de la Fundación para la Salud del Adolescente 2000 y autor de Hijos adolescentes, cree que modificar los horarios de clase es una utopía. “Los chicos se quedan despiertos con los chats, las redes sociales y los videojuegos. Los padres deberían negociar para conseguir que duerman bien al menos 4 días por semana, que tomen un buen desayuno, practiquen deportes, estudien y que lleven una vida social plena. Aunque no parezca, los chicos necesitan que les brinden pautas saludables”.
Fuente: www.clarin.com