El Dr. Deepak Chopra es el fundador de la Fundación Chopra y autor de "El discípulo 13: una aventura espiritual". Las opiniones expresadas en esta columna le pertenecen a él.
Sin duda, la fe está en crisis. Aunque esto se debe, tal como dolorosamente se muestra en el documental de CNN transmitido la semana pasada sobre el ateísmo estadounidense, a la agonía personal de las familias. Al retroceder un poco, la fe parece estar conectada a un reóstato, no a un interruptor de encendido y apagado.
Colocar a Dios en la posición de sí/no, creencia/incredulidad, no precisamente refleja el estado moderno de la fe. Existen escalas en cuanto a la creencia. De hecho, el 17% de las personas que se identifican como ateos todavía van a la iglesia... las razones que poseen para su elección son sociales y familiares más que religiosas.
Todos caemos en algún lugar de la resbalosa escala de la creencia y la incredulidad. La sociedad secular ha agudizado nuestra exigencia por la verdad. Para mí, este es un desarrollo positivo. Si la creencia en Dios no puede hacerle frente a la prueba, esta no sostendrá a una persona cuando atraviese momentos difíciles.
Considero que el escepticismo es una estación de paso en el camino hacia una espiritualidad de un tipo más alto y más pleno.
Millones de personas se han alejado de la religión organizada para volverse más espirituales, no al contrario. Se hacen llamar buscadores; su incredulidad es un punto de partida para iniciar sus propias investigaciones.
Puede ser que no tengan una respuesta preparada para llenar el espacio en donde el formulario del censo pregunta cuál es la religión a la que pertenecen, pero eso no es importante. Lo importante es que camines tu propio camino espiritual. Si consideramos que este es un objetivo para toda la vida, concluimos que es uno de los más gratificantes.
Lo que no es gratificante es que fundamentes tu creencia o tu incredulidad en una opinión indirecta. Ser un escéptico irreflexivo es tan limitante como ser un fundamentalista irreflexivo. En ambos casos, la mente está condicionada por otros.
En mi propia concepción de Dios como la fuente de la consciencia, creatividad, inteligencia, amor y evolución, la razón para ser espiritual es incrementar todas esas cualidades.
Desafortunadamente, el objetivo de muchas religiones es obedecer un dogma y aceptar una mitología cultural. El ateísmo puede hacer bien al lanzar una luz de escepticismo sobre las mitologías culturales, pero creer solamente en el mundo material es un triste consuelo.
Los ateos determinados afirman que Dios no es ciencia y que la ciencia no es Dios. Sin embargo, la implicación de que la fe es irracional y que únicamente la ciencia conoce la verdad no tiene ninguna base en la realidad.
La racionalidad es un aspecto especializado del cerebro superior, pero no es el todo de la vida, como te podría decir cualquier persona que ha experimentado el amor, la música, el arte, la compasión, el sacrificio, el altruismo, la inspiración, la intuición... de hecho, la mayoría de las cosas que hacen que valga la pena vivir la vida. Algunos estudios indican que, en realidad, los científicos asisten a la iglesia más que la población general. Ellos han encontrado la manera de ser científicos en su trabajo sin convertir esto en un dogma moral.
Lo siento por las personas que se atascan en cualquier sistema de creencias, incluyendo el escepticismo riguroso. Lo que hacen es inscribirse en la inhibición de la curiosidad. Por muy doloroso que pueda parecer cuestionar la fe en la que fuiste criado, estar estancado resulta peor. La historia de la humanidad se trata de crecimiento y evolución. Eso seguirá siendo cierto, sin importar quién grita más fuerte acerca de Dios o de su ausencia.
Fuente: cnnespanol.cnn.com
WARNING: Martina Viera made this note and was not rated by users as credible.