“Agua grande, selva y vida” es el título de la galopa que, con letra de Jorge Padula Perkins y música e interpretación de Julio Rolon, le canta a las Cataratas del Iguazú y a su entorno.
El estreno mundial a través de las más importantes redes sociales se produce en el marco de la celebración del aniversario (11 de noviembre) de la declaración de las Cataratas como Maravilla Natural. Dicha conmemoración promueve este año la multiplicación de los turistas a través del hashtag #CataratasDay2017, al que esta pieza musical se ha sumado.
El binomio formado por Rolon y Padula Perkins ha creado más de una docena de piezas musicales en distintos ritmos del folklore litoraleño y tango.
La singularidad de “Agua grande, selva y vida” es que, nacida como poesía y en función de su participación en el Concurso Internacional de Cuento y Poesía “Cataratas, maravilla natural”, resultó acreedora de una mención de honor, antes de transformarse en la rica pieza musical compuesta e interpretada por Julio Rolon.
El referido certamen fue declarado de Interés por el Parque Nacional Do Iguaçu y la Fundação Cultural de Foz Do Iguaçu, Brasil y por el Honorable Concejo Deliberante de Puerto Iguazú, Argentina.
“Agua grande, selva y vida” (Jorge Padula Perkins/Julio Rolon)
Desafían los vencejos al torrente;
lo atraviesan con sus ansias por volar.
Y hasta anidan en el muro subyacente,
protegidos por el agua en su raudal.
Selvas mixtas de región paranaense
del lapacho, el palo rosa y el aguay;
de coatíes, mariposas y de peces;
del ceibo, del ingá y del curupay.
Agua grande, Iguazú, caudal de afluentes,
hogar magno del tucán y del cupay;
cataratas que se lanzan, imponentes,
cuando el río en el barranco halla el final.
Maravilla universal del continente
de Brasil y de Argentina, majestad.
Más de doscientas cascadas imponentes
con la Garganta del Diablo y su caudal.
Agua y tierra guaraní como su gente.
Selva y río que se enciende en un tronar,
cuando cae el agua toda en la pendiente
para irse mansamente al Paraná.
De colores y sonidos persistentes
plena la vida animal y vegetal,
donde el río que se torna arborescente
es demiurgo de la magia del lugar.